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miércoles, 28 de abril de 2010

La alimentación a partir del primer año



La alimentación del niño va a evolucionar mucho durante sus primeros años de vida. Lo más importante es que su sistema digestivo va ha madurar lo suficiente como para aceptar una gran variedad de nuevos
alimentos. Además, ya va siendo capaz de masticarlos correctamente, por lo que podrás ir ofreciéndoselos a trocitos, para que los coma con el tenedor. Al cumplir dos años, la dieta será muy similar a la de los adultos. Recordad que el pediatra continúa siendo el mejor consejero en materia de alimentación.
El niño muestra a esta edad una gran curiosidad por probar los alimentos que encuentra en la mesa. Ya puede comer la mayoría de ellos, pero no todos. Por lo tanto, sigue siendo prudente: no le des ningún alimento nuevo sin el consejo del pediatra e introduce cada uno poco a poco.
Ya puedes darle legumbres, en muy poca cantidad (unos 30 g de peso en crudo) y siempre pasadas por el pasapurés, para eliminar el pellejo, más difícil de digerir. Una vez cumplidos los dos años podrás incorporarlas enteras, pero nunca para cenar o en grandes cantidades.
Pueden tomar verdura cruda (ensaladas, tomate, zanahoria rallada) y es bueno que se acostumbre a su sabor.
Aún debes evitar:
- los pescados azules (podrá tomarlos a partir de los dos años).
- nabo, remolacha, alcachofas, espinacas, y las verduras de la familia de la col (espera a que cumpla 18 meses).
- algunas frutas, como fresas, melocotón y kiwi (espera a los 2 años).
- embutidos (excepto el jamón cocido y el curado)
- alimentos fritos o rebozados (prepáralos a la plancha, al horno, al vapor, o hervidos)

Preferencias a la hora de comer

Los niños, como los adultos, ven el plato de comida y deciden a priori si les va a gustar o no. El éxito a la hora de introducir un nuevo alimento dependerá mucho de lo atractiva que sea su presentación. Si el niño lo rechaza (suprimir texto), es mejor esperar unos días y ofrecérselo más
adelante. Hay muchas maneras de preparar un plato bonito. Podemos alternar los colores de los alimentos, o agruparlos formando figuras.
Por otro lado, después del primer año el crecimiento del niño es más lento, por lo que es probable que observes una disminución de su apetito. El pediatra se encargará de valorar si esa "falta de hambre" es normal. Mientras tanto, no debes forzarle a comer. A esta edad les apetece meter las manos en el plato y comer con los dedos. Esta costumbre es positiva para su desarrollo, y por tanto debes permitírsela.

Las comidas principales

A partir del primer año es conveniente que el niño realice cuatro comidas diarias distribuidas en desayuno, comida, merienda y cena.

El desayuno

El desayuno es la primera comida después de varias horas de ayuno nocturno. Con él deben cubrirse aproximadamente el 30 por ciento de las necesidades nutricionales del día.
Un desayuno ideal puede constar de: una ración de leche; cereales, galletas, un bizcocho casero o tostadas con mantequilla, mermelada o miel; una pieza de fruta, o bien su zumo.
Al principio, puede continuar tomando el biberón con leche y cereales, pero a partir de los 20 ó 24 meses convienen sustituirlo por la taza y la cuchara.
Es importante variar el desayuno cada día, para que no le resulte monótono al niño. Si no hubiera tomado lo suficiente, puede complementarse ofreciéndole a media mañana el alimento que faltó a primera hora: por ejemplo, un pequeño bocadillo o unas galletas si no tomó éstos u otros equivalentes para desayunar, o bien una pieza de fruta si no la quiso antes.

La comida

Puede estar compuesta por dos platos o un plato único. Lo importante es que en la comida estén representados todos los grupos de alimentos:
cereales -pan, pasta, o arroz- o patatas, verduras, alimentos proteicos - carne, pollo, pescado, huevos, legumbres con arroz-, fruta o ensalada, y lácteos.
Un ejemplo de menú podría ser el siguiente:
- un primer plato de puré de patatas con verduras, un segundo a base de carne, pollo, pescado o huevo, una pieza de fruta y un yogur.
- o bien, un plato único a base de puré de verduras con legumbre y un poco de arroz, ensalada, y yogur o natillas.

La merienda

Después de varias horas sin comer, la merienda tiene que tener un aporte energético suficiente para que el niño continúe activo hasta la hora del baño, pero no debe ser tan copiosa como para que les quite las ganas de cenar. Muchos niños prefieren seguir con la papilla de frutas hasta cumplidos los dos años, pero otros prefieren comer una loncha de jamón york. Lo que sí
debemos evitar es abusar de dulces o productos preparados que aportan muchas calorías y pocos nutrientes. La merienda de tu hijo debería contener dos de los siguientes tres grupos
de alimentos:
- fruta;
- pan o cereales;
- lácteos.
Ejemplos de meriendas pueden ser: macedonia de frutas con yogur, rebanada de pan con loncha de queso, o jamón de york con pan y zumo de frutas natural.

La cena

Después del baño, la cena debe hacerse un rato antes de irse a la cama. El menú a esta hora será similar al de la comida, pero:
- ofreciéndole menos cantidad de alimentos;
- evitando los muy energéticos o de difícil digestión: un gran plato de macarrones, legumbres,…
- no repitiendo los que ha tomado al mediodía, exceptuando las verduras.
Los purés y las sopas son la mejor elección. Y antes de ir a dormir, puedes darle un vaso de leche o un yogur para completar su aporte diario de lácteos, que ha de estar entre 500 ml y 700 ml.

La presentación que se muestra a continuación profundiza en el tema que estamos tratando, explicando la importancia y el desarrollo de la alimentación en los primeros años de vida.

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